Villardeciervos
Es en el siglo XII a.C., periodo en el que se revela y extiende el uso del hierro como material para la realización de útiles, herramientas y armas, la época a la que se remontan los orígenes de Villardeciervos.
Lo que hoy en día se conoce como “Peña del Castro”, estuvo habitada durante la Primera y la Segunda Edad del Hierro hasta época romana.
La agricultura, la ganadería, caza, pesca y recolección de frutos, junto con la actividad minera, constituyeron el medio de vida de los cervatos durante siglos. Hoy se conservan los restos del Puente de las Fraguas, donde permanecen las escorias como signo de lo que en otra época fue un medio de vida y subsistencia.
En viviendas circulares con techumbre soportada sobre zócalos de piedra y rematada con ramaje, hacía su vida la población en aquellos tiempos, manteniéndose situada en la propia Peña del Castro.
Parece que el descuido y abandono de la Peña del Castro como asentamiento se produce en los primeros años del siglo I a.C., es a partir de éste momento cuando la población es trasladada por los romanos a zona llana en el corazón de la Sierra de la Culebra.
Destacó Villardeciervos in illo tempore por pasar por ésta zona la calzada romana que unía Braga con Astorga, lo que le confirió a la población una gran importancia tanto económica como estratégica y militar.
Las pistas sobre la situación de Villardeciervos las perdemos hasta mucho tiempo después, en época medieval, donde su nombre aparece escrito en un documento de mediados del siglo XII. Aparece como Vilar de Cervos, como posesión del Monasterio de Moreruela.
Menos de una década después, el entonces Papa Alejandro III, libra del pago de diezmos a Villardeciervos.
Sus atractivos pastos y montes provocan que en 1305 sea acotado todo el término de Villardeciervos por el Monasterio de Moreruela.
Durante el siglo XIV, Villardeciervos se convierte en unidad agraria dependiente del Monasterio de Moreruela. Pero poco a poco los dominios de la Orden Cisterciense, fueron otorgados a fuero a campesinos dependientes de la misma, consiguiendo rentas el Monasterio de quienes explotaban las tierras.
El término de Villardeciervos pasa a finales del siglo XIV a manos del tercer Conde de Benavente, Don Alonso Pimentel.
Terminando el siglo XV, la Casa de los Condes de Benavente, cede los derechos de cobro al noble Pedro Sarmiento. Derechos que irán pasando de generación a generación apareciendo en un escrito en 1752 como “dueño de Villardeciervos” Diego José de Oca.
En el Censo de Madoz, tras la epidemia de cólera de 1834 que diezmó la población, Villardeciervos cuenta con un censo de 250 vecinos y 1020 habitantes. Su economía persiste fuerte en agricultura y ganadería, destacando también en ésta época por su actividad comercial y la producción de telas que aprovechaba las materias primas del entorno.
“A los valientes defensores de su rey Fernando VII”
Ésta leyenda debe su nombre a la hazaña acontecida en el año 1823, cuando 27 cervatos se enfrentaron a 42 hombres a caballo constitucionales situados en los alrededores del pueblo, dirigidos por el Teniente Coronel Alonso Martín.
En el anverso de la banda otorgada, figuraba la susodicha inscripción: “A los valientes defensores de su rey Fernando VII”, y en el reverso: “Realistas de Villar de Ciervos. Año de 1823.”
El contrabando fuente de grandes fortunas
Según las memorias del Gobernador de Zamora, Antonio Querola, en el año 1853, tuvo noticias de un alijo de contrabando que había entrado al pueblo y mandó una sección de carabineros para requisarlo. Pero cuando se acercaron al pueblo, los contrabandistas los recibieron a tiros haciéndoles retroceder.
Entonces, el Comandante de la partida dio parte al Gobernador de lo ocurrido y éste envió una carta a la Reina contándole que la localidad de Villardeciervos se hallaba en pie de guerra a causa de lo sucedido, a lo que la reina le contestó que pusiera todos los medios a su alcance hasta reestablecer el orden.
Para lo cual, el 22 de enero de 1854, mandó concentrar en Villardeciervos a todos los carabineros de la provincia viniendo él personalmente a dirigir las operaciones.
Después de estar dos días acampado en el Ayuntamiento consiguieron apresar a los siete cabecillas de la revuelta y llevarlos a la cárcel de Zamora, aunque, poco tiempo después, a raíz del pronunciamiento, un descendiente del pueblo entró a formar parte del nuevo gobierno y lo primero que hizo fue sacar a los siete prisioneros para sus casas.
Importante es, en Villardeciervos, la figura del Alcalde de Mazos, cuya tradición data de la Guerra de la Independencia, cuando los jóvenes elegían a uno de los más valientes o mejor estratega para acosar a los franceses y hoy, afortunadamente, ya no se reúnen para luchar contra nadie, sino para organizar las fiestas patronales en honor de su Patrón San Antonio de Padua.